Nos entendemos tan bien tu y yo en el lenguaje del silencio...

tensión, distensión, dejamiento, qué laaaaaaaataaaaaa. Así funciona.

Tarde en la ladera, cuando ya me había agotado por la escalada, me quedé dormida entre los pastizales.
Hoy, más allá de la cumbre en la alta cordillera, ya no llega correspondencia.
Y a causa de los afilados hielos azules, el abrigo no alcanza a cubrir mi congelado pecho blanco.

Yo soy así como yo quería ayer. Pero ayer no es para siempre, y hoy quizás ya no soy como quiero ahora, pero tal vez sí mañana.

Me quedé sentada con mucho frío. Ya no podía ni moverme así que le pedí a una mujer que caminaba frente a mí que me ayudara a tomar mi bolso y el bastidor que había dejado en el suelo.
Ella lo hizo tan naturalmente.. pero yo no pude agradecerle porque hasta mi boca estaba paralizada.
Desde que ya no tengo tiempo he logrado hacer cosas increíbles, y desde que ya no pienso en bobadas que no valen la pena, me siento en una grata evolución. Sé que no es un estado permanente, pero eso es la vida.
Ayer fue un día larguísimo. Anduve en seis metros y cinco micros. Hablé con once mujeres y siete hombres en situaciones totalmente diversas. Y hoy en contraste, he tenido tiempo para contarlos. Hoy es un día de relajo, un día de fiesta de los sombreros.
Me acuerdo de que los hombre y las mujeres somos parte de todo esto que será aniquilado. Mientras tanto yo espero que llegues de Japón, para ir a visitar todos los lugares que quizás por unos años haz nublado en tu recuerdo.

poco toco si la boca loca te tira ira para no darte arte.