Hay muchas cosas en esta bolsa, un par de huevos más y se desfonda.
Cuida tu bolsa amiga mía, cuida tus manos amigo mío,
gracias a ellas tendremos hoy: tortilla de zanahoria.
miércoles, 31 de marzo de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
Escucho tres moscas. Una en el baño, la otra en el pasillo y la tercera choca contra el ventanal frente a mí. A esta tercera la veo y la escucho. La mosca que veo es peluda y tornasol, sus colores son hermosos, pero es una mosca nada más y probablemente bajo esos colores hermosos hay miles de residuos fecales repugnantes. Me olvido de la hermosura, su sonido me parece insoportable, su estupidez al no ver el cristal me provoca mayor disgusto y quiero reventarla sin mirar. Su cuerpo aplastado me va a alterar en un día como hoy, en el que me he abierto a la conciencia del presente, de mi cuerpo, mi respiración y mis latidos. Bien, focalizo mi atención en la mosca del baño para olvidar esta tonta a la que miro. La del pasillo se ha unido a la del baño y ahora son dos moscas ahí. Una vez juntas y luego de haber zumbido suficiente, las dos moscas del baño deciden de un momento a otro, venir a conversar con la mosca estúpida del ventanal. Y ya eran tres... chocando una y otra vez.
Tomé un libro aburrido, y las aplasté. Las tres al mismo tiempo. Para poder enterarme de lo que había hecho me vi obligada a mirar el puré de mosca.
Fue algo guacatela, sin duda.
Tomé un libro aburrido, y las aplasté. Las tres al mismo tiempo. Para poder enterarme de lo que había hecho me vi obligada a mirar el puré de mosca.
Fue algo guacatela, sin duda.
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