lunes, 14 de diciembre de 2009

Dejo mi códice de joven con ganas

No importará lo que crea hoy siendo mañana, pues mañana ya no seré la que soy hoy, sin embargo la que sea mañana depende de todos los caminos recorridos y todos los pasos bien dados y de los tropiezos también.

Y como mañana ya no importará, dejo mi códice de joven con ganas, y traspaso aquí esas ideas que en su pureza, probablemente, seré la mejor para descifrar.

Y lo que pienso es esto:
El mundo siempre ha estado en crisis de diversas naturalezas, cada cual las vive dependiendo de las suyas personales. Hoy nos afecta la crisis medio ambiental de manera brutal y tengo algo de envidia de quienes lleguen a conocer los nuevos planetas en los que vivirán los seres humanos, cuando nos vaya quedando poquita tierra, y la única opción que tengamos sea huir. Sin embargo, también estoy orgullosa de haber podido disfrutar de ella, de toda su inmensidad, de las olas enormes que vi hoy y de ese pájaro solitario, que en mucho me parezco a él, o él se parece a mí, pues para mi fortuna, yo nací primero.

Cuando supe que existe la posibilidad de avanzar en otro tiempo diferente a este, me asombré mucho, pues no hay nada más curioso para mí que el tiempo, el tiempo y el espacio. Imaginar que quizás podremos ir en un tren mucho más rápido que los años luz, por el centro del espiral, avanzando de una forma que me es inimaginable.

Estar un día al otro lado y ver que sigues siendo tú, y que ese espacio es otra cosa, aunque en esencia sea lo mismo. Es otra cosa por su gente, por su cultura, por su naturaleza. Pero es lo mismo en sus elementos, en el fin de nuestros anhelos.

Lo mismo para nuestro amor y dependencia. Lo mismo para la belleza. Lo mismo para la muerte. Lo mismo que hay dentro, que es también afuera y más afuera será aún más adentro.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Compremos un helado en la esquina y miremos a nuestro alrededor con mucho azúcar en la boca.
Se respira el olor a gente, a humanidad, a frutilla y pistacho cerca de mi nariz manchada.
Frío en mi boca, calor en mi pecho hondo. Sentadas en una silla, saboreando, sintiendo la suave brisa y el sonido de nuestra ciudad.