domingo, 14 de junio de 2009
El Chavo, los cachitos de las marraquetas, Actuar de vieja kuma, Lewis de "H2O Sirenas del Mar", dormir siesta, el vinagre bien bien ácido, los Beatles, los chocolates, componer con la guitarra, el olor a café antes que el mismo café, Cantinflas, el olor a cigarro en la playa, la risa de la Isi, los perros, los gatos que dependen de mí, el pasto muy verde, hacer la once, flotar sin frío, besar, los cachureos de chica, los calcetines de colores, las manzanas verdes, las tiendas de pintura y pintar, por supuesto.
sábado, 13 de junio de 2009
A y B (Número 7)
A: Juguemos a la navidad?
B: ...
A: Yo me pongo así, y tu me regalai regalos.
B: ...
A: Qué te parece el juego?
B: Injusto
A: Por qué?
B: Porque yo no gano plata.
A: Ah no sé yo...
B: ...
A: Yo me pongo así, y tu me regalai regalos.
B: ...
A: Qué te parece el juego?
B: Injusto
A: Por qué?
B: Porque yo no gano plata.
A: Ah no sé yo...
viernes, 12 de junio de 2009
Bienvenidos al Show
En esos días en que no es fácil fastidiarnos por los ánimos irreverentes de quienes nos caen mal. Ahí, alejada de todo, sin remordimientos de las torpes acciones pasadas y sin mayor cautela por las acciones presentes. En una especie de falta de compromiso omnipotente y veraz, fiel al sentimiento instantáneo y a la lucha por no quedarme dormida un segundo, porque sé que estando despierta he hecho las mejores contribuciones, y aunque no fuera en un ambiente de exigencias a nada ni nadie, me complacía en ese día menos pensado, estar sólo con esa convicción contradictoria, onírica y racional de pensamientos fugaces.
Soy esclava pensé después. Soy esclava y me creo libre.
La mentira superior, el gran hermano que nosotros mismos inventamos... se me llenó la cabeza de terrores absolutistas. No soy hija de esta tierra fértil, y me han estado engañando, y me he dejado engañar, aunque quiera revolcarme en el pasto y pensar que es verde porque una fuerza superior lo ha pensado verde.
Soy Truman... bienvenidos al show.
Soy esclava pensé después. Soy esclava y me creo libre.
La mentira superior, el gran hermano que nosotros mismos inventamos... se me llenó la cabeza de terrores absolutistas. No soy hija de esta tierra fértil, y me han estado engañando, y me he dejado engañar, aunque quiera revolcarme en el pasto y pensar que es verde porque una fuerza superior lo ha pensado verde.
Soy Truman... bienvenidos al show.
jueves, 11 de junio de 2009
miércoles, 10 de junio de 2009
lunes, 8 de junio de 2009
lunes en la mañana y cuatro jinetes que no saben como salir de la puerta en que se enfrentan las lombrices muertas del pedestal blanco en donde nos vi
lunes en la mañana y cuatro jinetes que no saben como salir de la puerta en que se enfrentan las lombrices muertas del pedestal blanco en donde nos vimos por primera vez y las cebollas de la cocina se quemaban a fuego lento dentro de una olla vieja que tenía los bordes quemados por las llamas que pronto quemaron mi casa y la tuya y las del frente cuando vimos a gente salir corriendo de los edificios y sentí pena por la gente inmunda de cerebro corto y patas anchas y poca cordura en mi arrebato de vieja loca desquiciada que siempre demostré sin miramientos y sin palabras feas que digo ahora porque quiero escribir lo primero que hay en mis manos, no en mi cabeza porque no hay nada a veces nada de nada y sólo me dejo llevar por este teclado negro lindo que me regalaron a mi.
domingo, 7 de junio de 2009
Pregunta
A la luz de las doce todo es diferente. Comparable a cuando entramos a youtube y vemos el vídeo de Madonna y luego en otro link, vemos la recreación del vídeo de Madonna, ese que hicieron las colegialas para ganar un concurso de alianzas representando al Octavo B.
A la luz de las doce somos más torpes de palabra, de movimientos y se nos ven los granos en la piel, pero quizás somos mucho más palpables, más reales e ingenuos.
Nunca lo he visto a la luz de las doce. Será que esa imagen misteriosa e inteligente también se ve alterada por la posición del globo en torno al sol?
A la luz de las doce somos más torpes de palabra, de movimientos y se nos ven los granos en la piel, pero quizás somos mucho más palpables, más reales e ingenuos.
Nunca lo he visto a la luz de las doce. Será que esa imagen misteriosa e inteligente también se ve alterada por la posición del globo en torno al sol?
sábado, 6 de junio de 2009
Podríamos...
Podríamos ser fruto de muchas cosas. En el instante en que la unión se produce, de cuál de esas cosas seremos fruto cada uno de nosotros?
Podríamos ser fruto del amor, lo más profundo.
Podríamos ser fruto de la pasión, lo más animal.
Podríamos ser fruto del odio, lo más dañino.
Podríamos ser fruto del abuso, lo más tenaz.
Podríamos ser fruto de la rutina, lo más aburrido.
Podríamos ser fruto de la evasión, lo más fugaz.
Podríamos ser fruto del espíritu santo, lo más falso.
Podríamos podríamos...
Probablemente somos fruto de quien al ver las semillas en tierra fértil, decidió dedicarse con empeño a que creciéramos jugosos y rebosantes de color.
Después de eso, entre todas las cosas que podríamos haber optado, con cuál de ellas nos quedaremos cada uno de nosotros?
Podríamos ser amigos de los amigos, lealtad.
Podríamos querer matarnos entre nosotros, estupidez.
Podríamos admirar el paisaje de la tierra y su gente, agradecimiento.
Podríamos intentar tapar el sufrimiento y la ira, incomprensión.
Podríamos querer ser otro, falacia.
Podríamos intentar ser felices, elección.
Podríamos podríamos...
Podríamos ser fruto del amor, lo más profundo.
Podríamos ser fruto de la pasión, lo más animal.
Podríamos ser fruto del odio, lo más dañino.
Podríamos ser fruto del abuso, lo más tenaz.
Podríamos ser fruto de la rutina, lo más aburrido.
Podríamos ser fruto de la evasión, lo más fugaz.
Podríamos ser fruto del espíritu santo, lo más falso.
Podríamos podríamos...
Probablemente somos fruto de quien al ver las semillas en tierra fértil, decidió dedicarse con empeño a que creciéramos jugosos y rebosantes de color.
Después de eso, entre todas las cosas que podríamos haber optado, con cuál de ellas nos quedaremos cada uno de nosotros?
Podríamos ser amigos de los amigos, lealtad.
Podríamos querer matarnos entre nosotros, estupidez.
Podríamos admirar el paisaje de la tierra y su gente, agradecimiento.
Podríamos intentar tapar el sufrimiento y la ira, incomprensión.
Podríamos querer ser otro, falacia.
Podríamos intentar ser felices, elección.
Podríamos podríamos...
miércoles, 3 de junio de 2009
Diga Diego
"Cuando digo digo no digo digo, digo Diego" fueron tus palabras. Sin embargo, es más fácil que me digas "Diego", creo que así nos entenderemos mejor.
La poesía es una de las manifestaciones del alma y a veces también de la cobardía. Sea claro cuando haya que serlo, diga lo que piensa y deje las metáforas para cuando ya estén hechas sus declaraciones.
En la pintura a veces pasa igual, pero creo que es aún más interpretable que las palabras. El lenguaje hablado y escrito se originaron con una finalidad práctica, luego lo quisimos embellecer para conquistar a otros hombres y a nosotros mismos. La representación visual es más vulnerable a nuestra subjetividad, a asociaciones personales. Es por ello que no intento que A más B se interpreten como C en una pintura, cada cual verá lo que quiera, cuándo quiera y cómo quiera. Lo que siento lo digo o trato de decirlo, y lo que no sé decir, lo pinto.
Te voy a conquistar con los poemas más hermosos , pero antes de eso ya habré dicho las palabras: "Te Amo".
La poesía es una de las manifestaciones del alma y a veces también de la cobardía. Sea claro cuando haya que serlo, diga lo que piensa y deje las metáforas para cuando ya estén hechas sus declaraciones.
En la pintura a veces pasa igual, pero creo que es aún más interpretable que las palabras. El lenguaje hablado y escrito se originaron con una finalidad práctica, luego lo quisimos embellecer para conquistar a otros hombres y a nosotros mismos. La representación visual es más vulnerable a nuestra subjetividad, a asociaciones personales. Es por ello que no intento que A más B se interpreten como C en una pintura, cada cual verá lo que quiera, cuándo quiera y cómo quiera. Lo que siento lo digo o trato de decirlo, y lo que no sé decir, lo pinto.
Te voy a conquistar con los poemas más hermosos , pero antes de eso ya habré dicho las palabras: "Te Amo".
lunes, 1 de junio de 2009
Pachinko
La noche estaba fría como de costumbre y yo buscaba unos bastidores en una tienda a la que había ido una vez. No la encontraba, pero tenía ciertas nociones de la ubicación del edificio, así que entré a uno dejándome guiar por mi intuición. Debía ir rápido, pues David se había quedado al cuidado de las bicicletas. Es difícil describir la sensación que tuve cuando estuve ahí, pero haré un intento.
Imagínense un concierto de música electrónica en que uno de los parlantes falla y se queda pegado en un sonido ni muy grave ni muy agudo, pero tan fuerte que te lleva a no querer despegar las manos de tus oídos. Sobre este sonido permanente, la música propia de las máquinas del casino. Y sí, el Pachinko es algo muy parecido al casino, pero son sólo máquinas. Ni siquiera con una palanquita para darle algo más de emoción. Debes apretar un botón una y otra vez para ver si en una de esas, las figuras de la máquina coinciden y te llevas los yenes japoneses que te correspondan según tu suerte.
Había pasillos y pasillos de máquinas tapadas de neón y caricaturas con mensajes en kanjis de saturados colores. Era un infierno de fantasías, totalmente pesadillesco y enfermizo.
La gente estaba hipnotizada apretando una y otra vez el botón, quizás hasta sin darse cuenta de cuándo ganaban o cuándo seguía todo igual. El humo del cigarrillo armaba una nube sobre sus cabezas mientras yo, que venía desde afuera, podía distinguir ciertas variaciones en las cancioncitas que sonaban por sobre el fortissimo.
Al cruzar la puerta y encontrarme con todo esto, quise arrancar y, subí al segundo piso para ver si daba con el negocio de materiales que andaba buscando. Pero no, el segundo piso estaba plagado de las mismas corridas con máquinas y la bulla aunque difícilmente podía aumentarse, creo que la percibí aún más insoportable. Subí al tercer piso, y otra vez lo mismo.
Noté que los tipos de juegos habían cambiado, las temáticas parecían estar ordenadas según pisos. Es así como te encontrabas con juegos de batallas en el primer piso, luego romances adolescentes, luego caricaturas, etc. Seguí subiendo y todo seguía igual. No podía creer que con la agitada vida de Japón y la saturación de imágenes diarias y de ruido y de gente y de colapso, las personas llegaran a un lugar como ese para finalizar el día. Más que angustia sentí algo de miedo. Miraba sus caras paralizadas frente a las luces y me imaginé en medio de una película de terror.
El edificio terminaba en un octavo piso, y hasta allí tan sólo vi máquinas y zombies.
Nadie hablaba, era imposible. Bajé corriendo y empujando la puerta con fuerza, salí a la calle. David me miró con una expresión que reflejaba una gran duda, no sabía si había encontrado los mejores precios en bastidores y óleos o me había encontrado con un demonio de Akihabara dentro del lugar.
Por primera vez, el gentío, los autos y el bullicio de la calle, fueron sinónimo de libertad.
Imagínense un concierto de música electrónica en que uno de los parlantes falla y se queda pegado en un sonido ni muy grave ni muy agudo, pero tan fuerte que te lleva a no querer despegar las manos de tus oídos. Sobre este sonido permanente, la música propia de las máquinas del casino. Y sí, el Pachinko es algo muy parecido al casino, pero son sólo máquinas. Ni siquiera con una palanquita para darle algo más de emoción. Debes apretar un botón una y otra vez para ver si en una de esas, las figuras de la máquina coinciden y te llevas los yenes japoneses que te correspondan según tu suerte.
Había pasillos y pasillos de máquinas tapadas de neón y caricaturas con mensajes en kanjis de saturados colores. Era un infierno de fantasías, totalmente pesadillesco y enfermizo.
La gente estaba hipnotizada apretando una y otra vez el botón, quizás hasta sin darse cuenta de cuándo ganaban o cuándo seguía todo igual. El humo del cigarrillo armaba una nube sobre sus cabezas mientras yo, que venía desde afuera, podía distinguir ciertas variaciones en las cancioncitas que sonaban por sobre el fortissimo.
Al cruzar la puerta y encontrarme con todo esto, quise arrancar y, subí al segundo piso para ver si daba con el negocio de materiales que andaba buscando. Pero no, el segundo piso estaba plagado de las mismas corridas con máquinas y la bulla aunque difícilmente podía aumentarse, creo que la percibí aún más insoportable. Subí al tercer piso, y otra vez lo mismo.
Noté que los tipos de juegos habían cambiado, las temáticas parecían estar ordenadas según pisos. Es así como te encontrabas con juegos de batallas en el primer piso, luego romances adolescentes, luego caricaturas, etc. Seguí subiendo y todo seguía igual. No podía creer que con la agitada vida de Japón y la saturación de imágenes diarias y de ruido y de gente y de colapso, las personas llegaran a un lugar como ese para finalizar el día. Más que angustia sentí algo de miedo. Miraba sus caras paralizadas frente a las luces y me imaginé en medio de una película de terror.
El edificio terminaba en un octavo piso, y hasta allí tan sólo vi máquinas y zombies.
Nadie hablaba, era imposible. Bajé corriendo y empujando la puerta con fuerza, salí a la calle. David me miró con una expresión que reflejaba una gran duda, no sabía si había encontrado los mejores precios en bastidores y óleos o me había encontrado con un demonio de Akihabara dentro del lugar.
Por primera vez, el gentío, los autos y el bullicio de la calle, fueron sinónimo de libertad.
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