domingo, 15 de febrero de 2009
jueves, 5 de febrero de 2009
lunes, 2 de febrero de 2009
En japonés?!
Abrí las puertas de la sala. Sudé. La profesora me miró con una sonrisa. No se la respondí del todo, aún estaba agotada por la caminata. 163 pensamientos concretos en el camino de 26 minutos. Sólo recuerdo dos.
Uno, cuando estabas aquí y todo parecía algo distinto. En aquel tiempo los dolores abdominales eran frecuentes en mí y no había nieve. El viento soplaba con más intensidad.
Dos, el paisaje es hermoso en invierno, pero me iba lamentando de no poder mirar hacia el frente. Si te descuidas, caes. Debo confesar que eso ya me ha pasado cuatro veces. El hielo es peligroso para un peatón distraído como yo.
Dentro de la sala, varios otros pensamientos aislados que no guardan relación con las materias de la clase. Y como se supone que eso no debe ocurrir en un alumno responsable, he respondido algo tan equivocado que se ha desatado la carcajada de toda la clase. Me avergoncé y reí para disimular. La profesora rió y me preguntó algo en japonés.
En japonés?! pensé. Sí, era japonés. Qué extraño pensé, estará loca. Le respondí en español por supuesto. Y le dije que no entendía nada, que por favor hablara claro. Decidió seguir con la clase con una expresión algo enojada, y yo decidí seguir con mis pensamientos.
De vuelta a casa miré los árboles y el paisaje otra vez. Ahora me fijé en la gente. Eran como raros. Ojos alargados, caras redondas y cabezas grandes, piernas descubiertas al frío. Se reían de sonidos raros que ellos mismos pronunciaban! Debía estar soñando, sí claro, despertaría y todo sería normal otra vez, pensé.
Han pasado los días, los meses, ya casi un año y no despierto, pero hay que reconocerlo, es uno de los mejores sueños que he tenido.
Uno, cuando estabas aquí y todo parecía algo distinto. En aquel tiempo los dolores abdominales eran frecuentes en mí y no había nieve. El viento soplaba con más intensidad.
Dos, el paisaje es hermoso en invierno, pero me iba lamentando de no poder mirar hacia el frente. Si te descuidas, caes. Debo confesar que eso ya me ha pasado cuatro veces. El hielo es peligroso para un peatón distraído como yo.
Dentro de la sala, varios otros pensamientos aislados que no guardan relación con las materias de la clase. Y como se supone que eso no debe ocurrir en un alumno responsable, he respondido algo tan equivocado que se ha desatado la carcajada de toda la clase. Me avergoncé y reí para disimular. La profesora rió y me preguntó algo en japonés.
En japonés?! pensé. Sí, era japonés. Qué extraño pensé, estará loca. Le respondí en español por supuesto. Y le dije que no entendía nada, que por favor hablara claro. Decidió seguir con la clase con una expresión algo enojada, y yo decidí seguir con mis pensamientos.
De vuelta a casa miré los árboles y el paisaje otra vez. Ahora me fijé en la gente. Eran como raros. Ojos alargados, caras redondas y cabezas grandes, piernas descubiertas al frío. Se reían de sonidos raros que ellos mismos pronunciaban! Debía estar soñando, sí claro, despertaría y todo sería normal otra vez, pensé.
Han pasado los días, los meses, ya casi un año y no despierto, pero hay que reconocerlo, es uno de los mejores sueños que he tenido.
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